jueves, 28 de enero de 2010

Invictus


Título: Invictus
Año: 2.009/134'/ USA
Dirección: Clin Eastwood
Guión: Anthony Peckham (Libro John Carlin)
Música: Kyle Eastwood, Michael Stevens
Reparto: Morgan Freeman, Matt Damon, Tony Kgoroge, Julian Lewis Jones


Clint Eastwood nos tiene acostumbrados a grandes películas, algunas de ellas son mucho más que eso. A mi juicio películas como Bird (1.998), White Hunter, Black Heart (Cazador Blanco, Corazón Negro, 1.990), Unforgiven (Sin Perdón, 1.992), Letters From Iwo Jima (Cartas desde Iwo Jima, 2.006), o Gran Torino (2.008) harán que Clint Eastwood sea recordado como uno de los más grandes de la historia del cine. Invictus no es una de sus grandes películas. Y aquí hay que distinguir dos aspectos, por un lado el emocional y por otro lado el racional. Ver una película, otra, sobre Mandela, predispone al espectador a empatizar con la misma, otra cosa es analizar la película.
Tampoco estoy muy de acuerdo con que la película se centre, exclusivamente, en este ya legendario activista y estadista, se trata más bien de narrarnos cómo se construye el imaginario colectivo. La novela de Carlin muestra cómo Mandela aprovecha el deporte nacional surafricano, el rugby, con permiso del fútbol, para construir identidad como pueblo, como nación, intentando tapar la dramática historia del apartheid.
El modo en el que guión se desarrolla delante de nuestros ojos nos centra en dos aspectos fundamentales, cómo el deporte, hoy en día, construye imaginario colectivo y cómo la inteligencia de Mandela lo aprovecha. Para ello se cuenta con grandes actores, impresionante Morgan Freeman, es necesario ver esta película en versión original para poder escuchar cómo él y Matt Damon realizan un trabajo fuera de serie con el acento surafricano. La vocalización del primero recuerda muchísimo a la de Mandela.
Otra cosa es el aspecto racional. La mitomanía que nos ha tocado vivir necesita construir héroes, muchas veces, como en el caso de los actuales héroes juveniles de Disney, para conseguir beneficios vía marketing, la película de Eastwood pretende construir héroes pero no tanto, y se echa en falta, reflexionar sobre sus actitudes y sus vidas. Todo eso, de lo que también hay algo, pasa a un segundo plano porque de lo que se trata es de mostrar la construcción de unos héroes. Con ese planteamiento, películas como Victory (Evasión o Victoria, J. Huston 1.981) o Any Given Sunday (Un Domingo Cualquiera, Oliver Stone, 1.999) se acercan a ésta.
Pero adolece la cinta de un exceso de fibra sensible y falta de reflexión para mi gusto. Las escenas propiamente de rugby no son nada del otro mundo y ocupan demasiado tiempo de metraje. Muchos secundarios son clichés al servicio del efectismo, demasiadas escenas recuerdan a un anuncio de la FIFA anunciando un mundial de fútbol.
En todo caso, está bien hacernos caer en la cuenta, una vez más, de lo que los pueblos valoran hoy en día como cohesión. Cabe recordar los miles de personas que salieron a la calle en el País Vasco con las recientes victorias de la selección española. Quizás los productores españoles deban hacer metrajes sobre la respuesta colectiva a sucesos de nuestra historia como el 23-F o el 11-M para construir imaginario colectivo, quizás sea más racional esa perspectiva que el aglutinamiento detrás de un balón. Puede ser una pena, pero es así.
La cinta, por tanto, está lejos del nivel demostrado por Eastwood en muchas cintas. Es irregular y efectista, pero carece del poderío reflexivo del Eastwood de las últimas décadas. No obstante hay cosas buenas, escuchar a Freeman, por ejemplo.
Lo mejor: Morgan Freeman
Lo peor: Un guión poco del estilo de Eastwood.
Levemente recomendable.

miércoles, 27 de enero de 2010

Loving Leah



Título: Loving Leah
Año: 2.009/ 95' / USA
Dirección: Jeff Bleckner
Guión: Pnenah Goldstein
Reparto: Lauren Ambrose, Adam Kaufman, Susie Essman, Harris Yulin


Producto televisivo que no se ha llegado a estrenar en España, tiene como director a un Jeff Bleckner que navega por esto del cine sin un buen título que escharse a la boca. En este caso nos propone una comedia romántica que tiene el aliciente tantas veces usado del choque cultural en una pareja, en este caso, ella (Lauren Ambrose/Leah Lever) es una judía que guarda los preceptos de su religión y, por si acaso, es marcada por su familia de cerca. El guión tiene hallazgos pero también lagunas. Si es verdad que existen situaciones de malos entendidos que elevan el tono general de la cinta, sin embargo hay momentos en los que el guionista no justifica su sueldo, especialmente bochornoso es la definición del percance que abre el enredo.
La lectura de los personajes principales no es mala, aunque, por culpa de sus limitaciones, los actores principales sudan para mantener el tipo en algunas escenas. Otros secundarios, como la madre de Leah (Susie Essman/Malka) o la novia de él (Christi Pusz/Carol) están tan mal diseñados que son papeles rotos en manos del capricho de cada escena.
Lo mejor: La situaciones de choque cultural que se dan en el guión
Lo peor: Algunas interpretaciones
No recomendable

martes, 26 de enero de 2010

The Butterfly Effect (El Efecto Mariposa)


Título: The Butterfly Effect (El Efecto Mariposa)
Año: 2.004/ 113' / USA
Dirección: Eric Bress y J. Mackye Gruber
Guión: Eric Bress y J. Mackye Gruber
Música: Michael Suby
Reparto: Ashton Kutcher, Amy Smart, Kevin Schmidt, Melora Walters






Este largo ha acaparado malas críticas y buenas taquillas, algo que suele pasar muy a menudo. Lo cierto es que esta película descansa en el guión al que se le otorga pleno protagonismo desde los títulos de crédito. Sin embargo la idea no parece excesivamente original si nos atenemos a otro largo mejor logrado que éste, me refiero al Memento de Christopher Nolan, año 2.000. También allí veíamos las consecuencias de un continuo volver a empezar, aunque las razones no fueran las mismas, claro. Sin embargo, en el caso de la de Nolan la originalidad y el poderío visual son innegables.
En The Butterfly Effect el pretexto de la teoría del caos se usa para conseguir una buena idea pero que sucumbe, o por lo menos aburre, cuando el chiste se repite una y otra vez sin mayor fuerza visual que la idea misma o el oficio de sus actores que tampoco consiguen justificar por sí solos la película a pesar que no realizan mal su trabajo.
A la tercera o cuarta vez que el guiño aparece no puede uno menos de empezar a comprender que el guión necesitaba un tanto así de trabajo.
Donnie Darko (2.001/ Richard Kelly) también enseñó en su momento un camino del que pudo aprender algo esta cinta que caba haciéndose pesada. Parte de ese aburrimiento parte, también, de una pobreza visual que no ayuda para nada a sustentar el conjunto.
Lo mejor: La idea que da vida al guión promete. Amy Smart
Lo peor: El estancamiento de un guión que no ha sido trabajado.
Escasamente recomendable.








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