Título: In Search of a Midnight Kiss (Buscando un Beso a Medianoche)
Año: 2.008/90'/ USA
Dirección: Alex Holdridge
Guión: Alex Holdridge
Música: Phillip Roebuck, Okkervil River, Shearwater
Fotografía: Robert Murphy
Reparto: Scoot McNairy, Sara Simmonds, Brian Matthew McGuire, Katy Luong
Este pequeño cuento posee un sólido guión y una sólida dirección. Con esas dos premisas es raro fallar. El casi debutante Alex Holdridge nos sumerge en una historia muy dentro de los aires de lo independiente norteamericano, pero, lejos de caminar lo trillado, sorprende con una fuerza y una originalidad que poseen doble mérito.
El guión es lo más llamativo. La sutileza de recontar el cuento de Cenicienta de la manera en la que Holdridge lo ha hecho merece seguirle la pista a este director. La historia no tiene ni trampa ni cartón. Pero allí están todos los elementos, el zapato, Cenicienta, el príncipe, sólo que adaptado a los tiempos que corren en los que los roles se han puesto el maquillaje del siglo que les ha tocado vivir.
El príncipe azul ya no es un hortera con castillo o descapotable, es un hombre sencillo, amable, alguien que desea amar. Lo que muchas mujeres dicen no existir. Cenicienta ni barre ni pancha pero escapa de una relación autodestructiva marcada con unas cicatrices que la convierten en adulta de la noche a la mañana. La madrastra y sus insoportables hijas con pinta de Paris Hilton se encarnan en un redneck antropófago, salvaje y medio nazi. El cóctel de los actores está servido, sólo que en estos tiempos, Cenicienta no se deja buscar acomplejada por la situación. En esta película, la chica organiza un casting en busca de alguien a quien amar y que le ame. De la forma más natural del mundo, de un forma tierna y sincera, la puesta en escena nos irá contando el desenlace del Cuento.
Como contrapunto de ese cuento que nos pone el largo delante de los ojos, aparece otra pareja más convencional, donde los engaños y las mentiras rompen la magia del amor.
Los dos actores principales que se tragan casi la totalidad del film sobresalen y están a la altura del espléndido guión. Sobre todo una Sara Simmonds que ya había trabajado en el primer ensayo de Holdridge.
Destaco también, las deudas que tiene la película y que son fácilmente reconocibles en las intensas película de Woody Allen en las que explora la naturaleza del amor. En todo caso, Holdridge realiza otra vuelta de tuerca y consigue originalidad y madurez afrontando un tema tan manido como el amor de frente y sin trampas.
Lo mejor: El guión. La escena de los zapatos
Lo peor: Nada es malo para ser destacado negativamente.
Recomendable.
El guión es lo más llamativo. La sutileza de recontar el cuento de Cenicienta de la manera en la que Holdridge lo ha hecho merece seguirle la pista a este director. La historia no tiene ni trampa ni cartón. Pero allí están todos los elementos, el zapato, Cenicienta, el príncipe, sólo que adaptado a los tiempos que corren en los que los roles se han puesto el maquillaje del siglo que les ha tocado vivir.
El príncipe azul ya no es un hortera con castillo o descapotable, es un hombre sencillo, amable, alguien que desea amar. Lo que muchas mujeres dicen no existir. Cenicienta ni barre ni pancha pero escapa de una relación autodestructiva marcada con unas cicatrices que la convierten en adulta de la noche a la mañana. La madrastra y sus insoportables hijas con pinta de Paris Hilton se encarnan en un redneck antropófago, salvaje y medio nazi. El cóctel de los actores está servido, sólo que en estos tiempos, Cenicienta no se deja buscar acomplejada por la situación. En esta película, la chica organiza un casting en busca de alguien a quien amar y que le ame. De la forma más natural del mundo, de un forma tierna y sincera, la puesta en escena nos irá contando el desenlace del Cuento.
Como contrapunto de ese cuento que nos pone el largo delante de los ojos, aparece otra pareja más convencional, donde los engaños y las mentiras rompen la magia del amor.
Los dos actores principales que se tragan casi la totalidad del film sobresalen y están a la altura del espléndido guión. Sobre todo una Sara Simmonds que ya había trabajado en el primer ensayo de Holdridge.
Destaco también, las deudas que tiene la película y que son fácilmente reconocibles en las intensas película de Woody Allen en las que explora la naturaleza del amor. En todo caso, Holdridge realiza otra vuelta de tuerca y consigue originalidad y madurez afrontando un tema tan manido como el amor de frente y sin trampas.
Lo mejor: El guión. La escena de los zapatos
Lo peor: Nada es malo para ser destacado negativamente.
Recomendable.
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