Título: The social network (La red social)
Año: 2.010/120'/ EE.UU.
Dirección: David Fincher
Guion: Aaron Sorkin (Novela de Ben Mezrich)
Música: Atticus Ross, Trent Reznor
Fotografía: Jeff Cronenweth
Reparto: Jesse Eisenberg, Andrew Garfield, Justin Timberlake, Armie Hammer, Joseph Mazzello, Max Minghella, Rashida Jones, Brenda Song, Rooney Mara, Malese Jow, Trevor Wright, Dakota Johnson, Aaron Sorkin
Me han gustado o me han irritado las películas que hasta ahora ha firmado David Fincher, The Fight Club (El club de la lucha, 1999) o The Game, 1997, me parecieron grandes y originalísimas películas, The Panic Room, (La habitación del pánico, 2.002) y The Curious Case of Benjamin Button (El curioso caso de Benjamin Button, 2.008) me aburrieron soberanamente.
The social network tiene algún elemento interesante, pero, en general, no me interesa lo más mínimo como película y sólo puedo entender su éxito por la popularidad del tema que toca y el amarillismo que rodea el asunto que trata. Si eso lo mezclamos con el gusto que suele tener la gente por los cotilleos de los ricos y famosos, el cóctel, en términos de rentabilidad económica, es bueno.
Pero otra cosa es en cuanto cine. Es muy difícil hacer algo interesante de un tema tan aburrido como las tribulaciones de unos paranoicos de la informática que quieren ganar la fama y una cuenta bancaria de muchos ceros encerrándose en su habitación para conseguir dar con la clave. Fincher consigue que, por momentos, el asunto tenga algunas dosis de interés pero casi, con exclusividad, el mérito se lo debemos a un truco recurrente y bastante trillado de mezclar los tiempos de la narración, no hay más.
Me interesa un algo más este film en cuanto a retrato de una generación o de un tipo de personas. Me interesa aunque me asuste sobre manera que una cosa tan trivial merezca tanta pasión por parte de tanta gente. El efecto operación triunfo-gran hermano ha creado la conciencia de que cualquiera puede ser un genio y que, por tanto, casi cualquier estupidez que se nos pase por la cabeza puede merecer la pena y hacernos famosos y, ¿por qué no?, ricos (ese es el gran momento que da sentido a la narración, el momento en que la ex novia del protagonista le sacude en pleno rostro que se cree que todo lo que piensa es una genialidad). Bajo esa perspectiva, que me guste o me deje de gustar cualquier tontería debe ser expuesto al orbe; debe ser expuesto porque creo que me desmarco del paso y, así, gano una notoriedad que se reflleja en miles de personas que me eligen como gurú, amigo o chorras del día. Aunque nadie parece darse cuenta que el fondo es una endogamia que a lo que lleva es a una mezcla genética de consecuencias perniciosas.
Esa idea es crucial para entender los tiempos que corren y tiene cierto interés comprender la arqueología de esas ideas, aunque esa arqueología sea de antes de ayer. Mientras comprobamos el huequismo que hay detrás de esos grandes descubrimientos, aterra ver en la pantalla el desprecio que existe por las mujeres, por ejemplo, o la falta más absoluta de un tanto de humanidad. Aterra comprobar que, por mucha postmodernidad que tenga el asunto, por mucho que enterremos la Ilustración, hay cosas que estamos empeorando.
De cine, poca cosa. Un grupo de actores con cierto pasado e incierto futuro que sospecho que serán devorados por la misma marea que los ha traído hasta aquí. No veo allí ninguna actuación que destacar.
Tampoco veo un guion sobresaliente, pero no por el mal oficio, sino porque la historia no da más de sí. Los hechos no son relevantes por sí mismos sino por las consecuencias que conllevan en el imaginario colectivo. Por eso la narración se ve plagada de momentos estériles e inútiles, porque no hay más.
Ni siquiera hay una buena película legal como otras en la historia ha habido. Sólo, repito, me interesa en cuanto retrato de generación, aunque mucho me temo que ésa no era la intención.
Lo mejor: La banda sonora
Lo peor: Algunas actuaciones.
No recomendable.
Buenísima tu crítica, VASF- Estoy contigo en que el guión es una tontería y que hay más vacío y frialdad que humanidad y cosas de interés; aquí lo único que se salva es la labor de un gran director de cine que supo sacar algo, y yo diría que bastante, de lo que no había...eso quiere decir algo, quiere decir que Fincher es un mago; no por cualquier cosa hizo El club de la lucha. Un saludo y gracias por tu entrada. Es genial. Hasta otra, VASF ;-)
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