Año: 1.976/ 121'/ EE.UU.
Dirección: Sidney Lumet
Guion: Paddy Chayefsky
Música: Elliot Lawrence
Fotografía: Owen Roizman
Reparto: Faye Dunaway, William Holden, Peter Finch, Robert Duvall, Beatrice Straight, Wesley Addy, Ned Beatty, Arthur Burghardt, Bill Burroughs, John Carpenter, Jordan Charney, Kathy Cronkite, Ed Crowley, Jerome Dempsey, Conchata Ferrell, Gene Cross, Darryl Hickman
Una película con muchas más pretensiones que cine. Una crítica desaforada, exagerada, hiperbólica al mundo de los medios de comunicación, especialmente a la pequeña pantalla y a los intereses que se mueven, casi desde sus inicios, detrás de ella debido a la enorme impronta que deja en sus consumidores.
Y es una pena porque la reflexión goza de buena salud hoy en día. En el momento en el que la televisión parece haberse caricaturizado a sí misma, en el momento en el que lo único que se puede esperar de la parrilla es el siguiente esperpento que sobrepasa al anterior, bien cabría un poco de crítica en todo este asunto.
Pero lo que la película de Lumet ofrece se pierde por el exceso, exceso de metraje, exceso de gritos y actuaciones desmesuradas, exceso de crítica hasta llegar a lo ridículo, exceso allí donde se mire.
Actores desaprovechados como Golden o Duvall con papeles tan esquemáticos como paranoicos, personajes que son capaces de pasar de cero a cien en un fundido en negro, otros que se desaprovechan a sí mismos como una Dunaway muy lejos de ofrecer algo fiable.
La crítica pierde su fuerza con el exceso y eso es lo que le ocurre a esta película que a base de intentar percutir con el martillo una y otra vez, ha terminado por romper el propio martillo.
Una pena.
Lo mejor: Sus intenciones
Lo peor: El exceso
No recomendable
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