Título: My Blueberry Nights
Año: 2.007/90' Hong Kong
Dirección: Wong Kar-Wai
Guión: Wong Kar-Wai
Música: Ry Cooder
Fotografía: Darius Khondji
Reparto: Norah Jones, Jude Law, Natalie Portman, David Straitharn.
Wong Kar-Wai es un director tremendamente formalista que suele sorprender más por sus innovaciones estéticas y la manera en la que cuenta sus guiones que por la densidad de sus historias.
En esta femenina historia pueden más los detalles que el fondo. Pero los detalles merecen la pena. Merece la pena una cuidadísima banda sonora o una fotografía excepcional, lo merece también el buen trabajo de los actores y actrices, sobresaliendo con luz propia el genio de David Straitharn que da otra clase magistral con el personaje de Arnie, un oficial de policía inestable y alcohólico.
Estamos ante una road movie en la que Norah Jones/Elizabeth va creciendo apoyándose en la galería de monstruos con la que se va encontrando. El oscuro silencio con el que la protagonista asiste al devenir de los minicuentos del largo va transformando sus decisiones hacia su propia exploración. Por eso el guión me recordó, muchas veces, a la metamorfosis de una crisálida.
Cuando emerge después de la metamorfosis está convertida en algo nuevo que no ha olvidado su pasado pero que lo ha superado. De ese modo está lista para entregarse y rendirse.
En los trabajos de Wong Kar-Wai cuenta más lo que no se dice que lo que se dice; los detalles y los silencios, los planos cortados hablan más que los personajes y, en esta ocasión, parece haberse superado la sensación de vacío que desprendieron otras de sus realizaciones como por ejemplo 2.046 (2.004).
El uso de la cámara lenta, que en algunas escenas resulta sugerente, acaba resultando abusivo.
Lo mejor: Banda sonora. Fotografía. David Straitharn.
Lo peor: El amaneramiento de ciertos recursos estéticos demasiado usados.
Recomendable.
En esta femenina historia pueden más los detalles que el fondo. Pero los detalles merecen la pena. Merece la pena una cuidadísima banda sonora o una fotografía excepcional, lo merece también el buen trabajo de los actores y actrices, sobresaliendo con luz propia el genio de David Straitharn que da otra clase magistral con el personaje de Arnie, un oficial de policía inestable y alcohólico.
Estamos ante una road movie en la que Norah Jones/Elizabeth va creciendo apoyándose en la galería de monstruos con la que se va encontrando. El oscuro silencio con el que la protagonista asiste al devenir de los minicuentos del largo va transformando sus decisiones hacia su propia exploración. Por eso el guión me recordó, muchas veces, a la metamorfosis de una crisálida.
Cuando emerge después de la metamorfosis está convertida en algo nuevo que no ha olvidado su pasado pero que lo ha superado. De ese modo está lista para entregarse y rendirse.
En los trabajos de Wong Kar-Wai cuenta más lo que no se dice que lo que se dice; los detalles y los silencios, los planos cortados hablan más que los personajes y, en esta ocasión, parece haberse superado la sensación de vacío que desprendieron otras de sus realizaciones como por ejemplo 2.046 (2.004).
El uso de la cámara lenta, que en algunas escenas resulta sugerente, acaba resultando abusivo.
Lo mejor: Banda sonora. Fotografía. David Straitharn.
Lo peor: El amaneramiento de ciertos recursos estéticos demasiado usados.
Recomendable.
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