Año: 2.012/ 110'/ EE.UU.
Dirección: Kirk Jones
Guion: Shauna Cross, Heather Hach
Música: Mark Mothersbaugh
Fotografía: Xavier Pérez Grobet
Reparto: Cameron Diez, Matthew Morrison, Dennis Quaid, Elizabeth Banks, Anna Kendrik, Jennifer López, Rodrigo Santoro, Chris Rock, Brooklyn Decker
Hay películas en las que se hace necesario fijarse en los aciertos más que en los defectos, en otras es justo lo contrario. Depende del estado de ánimo, del nombre de quienes firman la película o de las pretensiones que en principio, generen.
En este caso, al haber caído en la sala para ver esta película por motivos diferentes a mi voluntad y al no esperar prácticamente nada bueno de la misma, bien se impone un pequeño recorrido por sus virtudes que haberlas hailas.
Para empezar uno se puede esperar que de una cinta proveniente de la industria de Hollywood y con la que está cayendo, la mitificación de la maternidad y de la paternidad fuera la clave de esta producción. Sin embargo merece la pena destacar que no es así. Parece haber un ejercicio de equilibrio entre las dos tendencias opuestas. Ni existe un visión casi religiosa del asunto ni todo del contrario. Casi cabría decir que el asunto es marginal porque de lo que se habla aquí es más bien del amor. De como el amor entre dos personas puede hacer que los problemas que resultan de tener hijos se minimicen.
Para ello se eligen varias parejas con ciertas relaciones entre ellas marginales que, por diferentes motivos y situaciones acceden a formar una familia. Algunas de las situaciones funcionan bien, incluso gracias a los propios actores, otras no, incluso por culpa de los actores, como el caso de una descolorida y artificial Jennifer López.
De los errores de la cinta lo que se puede decir es que la comedia vive un momento de vacas flacas y esta película ayuda al diagnóstico. Poca inteligencia a pesar de que se han visto cosas peores, muchos peores.
Incluso se puede disfrutar, por ejemplo, del clásico de Frankie goes to Hollywood con cierta gracia.
Lo mejor: Dennis Quaid
Lo peor: Jennifer López
Floja
Hay películas en las que se hace necesario fijarse en los aciertos más que en los defectos, en otras es justo lo contrario. Depende del estado de ánimo, del nombre de quienes firman la película o de las pretensiones que en principio, generen.
En este caso, al haber caído en la sala para ver esta película por motivos diferentes a mi voluntad y al no esperar prácticamente nada bueno de la misma, bien se impone un pequeño recorrido por sus virtudes que haberlas hailas.
Para empezar uno se puede esperar que de una cinta proveniente de la industria de Hollywood y con la que está cayendo, la mitificación de la maternidad y de la paternidad fuera la clave de esta producción. Sin embargo merece la pena destacar que no es así. Parece haber un ejercicio de equilibrio entre las dos tendencias opuestas. Ni existe un visión casi religiosa del asunto ni todo del contrario. Casi cabría decir que el asunto es marginal porque de lo que se habla aquí es más bien del amor. De como el amor entre dos personas puede hacer que los problemas que resultan de tener hijos se minimicen.
Para ello se eligen varias parejas con ciertas relaciones entre ellas marginales que, por diferentes motivos y situaciones acceden a formar una familia. Algunas de las situaciones funcionan bien, incluso gracias a los propios actores, otras no, incluso por culpa de los actores, como el caso de una descolorida y artificial Jennifer López.
De los errores de la cinta lo que se puede decir es que la comedia vive un momento de vacas flacas y esta película ayuda al diagnóstico. Poca inteligencia a pesar de que se han visto cosas peores, muchos peores.
Incluso se puede disfrutar, por ejemplo, del clásico de Frankie goes to Hollywood con cierta gracia.
Lo mejor: Dennis Quaid
Lo peor: Jennifer López
Floja
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