Año: 2.012/ 100'/ EE.UU.
Dirección Jay Anania
Guion: Jay Anania
Música: Brian Jones
Reparto: Winona Ryder, James Franco, Dagmara Dominczyk, Josh Hamilton, Marin Ireland, Katherine Waterston, Julie Ann Emery, Eisa Davis, Scarlett Sperduto, Tanner Beard.
Hay una clara línea que define la sensiblería y la pedantería del intento sincero y honesto de tratar de narrar el desarrollo de unos sentimientos por profundos que estos sean.
En el caso de la película de Anania existe una gratuidad y autocomplacencia que bordea el desastre. No existe una coherencia narrativa interna que permita seguir el hilo de lo que se nos pretende contar. No hay más fuego que el de una vacuidad exasperante que nace de una anécdota que, aún encima, es harto simplona.
No exploramos el teatro dentro del teatro, tampoco la naturaleza de las enfermedades psíquicas, o un caso, al menos; tampoco se trata de un thriller, es más la repetición delirante de las mismas notas de piano mientras nos atrevemos a que la sucesión de palabras salve o produzca un efecto laxante en el intelecto del espectador.
Ni mucho menos. No se puede caer en esta trampa de profundidad hueca y estéril. No hay apenas ningún momento interesante y lo peor es que las preguntas que nos planteamos acerca del meollo de la historia son más acuciantes al final que al principio, aunque la verdad, tampoco importan demasiado.
En este ejercicio de encantado de haberme conocido, Anania no está en ningún lado, se limita a creer que sus poses son cine o que el cine son sus poses, lo peor para un cineasta que debe contar historias y contarlas bien.
Mal Winona Ryder que parece perderse en lo incomprensible de las reacciones de su papel, aunque la verdad es que está dopada, claro. Mejor, mucho mejor, un James Franco cuyos matices parecen mucho más atinados al misterio que parece envolver a su personaje. Aunque al final todo es un mero bluf.
El ritmo es áspero como una cuchilla de afeitar.
Lo mejor: James Franco
Lo peor: El guion
No recomendable.
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