Título: Four Lions
Año: 2.010/ 94'/ Gran Bretaña
Dirección: Christopher Morris
Guión: Jesse Armstrong, Sam Bain, Christopher Morris, Simon Blackwell
Música: Phil Cunning
Fotografía: Lol Crawley
Reparto: Riz Ahmed, Kayvan Novak, Nigel Lindsay, Adeel Akhtar, Arsher Ali, Preeya Kalidas.
Nos olvidamos una y otra vez que una película es una narración, tendemos a ver la bondad de una película en la cercanía que tenga a mi forma de pensar, a mi forma de ver la vida y no en función de los valores cinematográficos que posee.
Dicho esto Four Lions es una parodia, hasta ahí de acuerdo pero la parodia debe ser inteligente y no caer en el chiste fácil, puede hacerlo, claro, pero perderá inteligencia. Es loable, incluso temerario que, con los tiempos que corren, uno se dedique a parodiar a los violentos, y si a esos violentos, además, les ha dado por meter su religión a golpes en la cabeza de las personas, la sátira todavía es más valiente porque corre uno el riesgo de que una horda de esos energúmenos focalice sus ansias destructivas en tu persona.
La película de Morris tiene bastante de eso, pero el problema es que se cae en el error de denigrar, no parodiar. Debe haber tontos en el mundo, yo conozco a unos cuantos, pero lo que no puede ser es que en tu parodia todos los personajes sean retrasados mentales, todos, los de aquí y los de allí, los que atacan y los que deben proteger. De ese modo la parodia pierde fuerza porque no se logra conseguir ese efecto de lo raro en la normalidad. Recuerdo la interesante película de Stebbings, Defendor, 2.009, en la que existe una parodia de los superhéroes creando un antihéroe que encarna dicha parodia. En Four Lions no hay parodia porque no existe el contrapunto entre la normalidad y lo extraño, todo es extraño, todo es tan surrealista (pero no en el buen sentido de la palabra) que nos preguntamos seriamente si estamos frente a una parodia.
La resolución de los conflictos narrativos pecan de la misma irracionalidad sin sentido, acaban de forma fácil, burda y carente de las mínimas normas de secuencialismo lógico.
Y es una pena porque el arranque de la pelicula es un tanto prometedor y existen algunos diálogos y personajes que sí que van en la senda de la parodia pero falta un tanto de trabajo en ese guión que tiene hallazgos y elementos interesantes que se echan por la borda por un apresuramiento y un empecinamiento en la hipérbole.
Los actores se contagian de estas formas y ofrecen interpretaciones deslabazadas, neuróticas, improvisadas. Se nota que no han terminado, casi con la excepción de un buen Nigel Lindsay (Barry), de comprender a qué juega su personaje, cuál es el enfoque que tiene en esos noventa y cuatro minutos. Van dando bandazos de aquí para allá igual que sus personajes.
Lo mejor: Tres o cuatro diálogos de Nigel Lindsay en su papel de Barry
Lo peor: No apostar por una lectura más pausada.
No recomendable.
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