Título: Gwai wik (Re-cycle)
Año: 2.006/108'/ Hong Kong
Dirección: Pang Brothers
Guión: Cub Chin, Oxide Pang Chun, Danny Pang, Sam Lung, Thomas Pang
Música: Payont Permsith
Fotografía: Decha Srimantra
Reparto: Angelica Lee, Lawrence Chou, Siu-Ming Lau, Rain Li
Esta película se asienta en un guión desastroso. Tiene una absoluta falta de originalidad, son millones las obras de arte, pictóricas, literarias y cinematográficas en las que se utiliza el recurso de traer a la vida lo que un creador imagina. En todo caso quizás este punto sea el menos problemático de esta infumable película porque lo que es malo no es tanto la falta de originalidad sino la trivialidad, mal gusto y falta de sentido estético con lo que ese recurso fácil está contado.
Existe un pequeño claro en tanta oscuridad y es la referencia del guión a los mundos oníricos que surgen de la imaginación de los creadores y que nunca ven la luz, mostrar cómo serían esos mundos posibles al estilo de lo que Leibniz pudo haber imaginado con esos mundos probables tiene su cosa, pero ese posible camino se trunca en el momento en el que se gestiona la idea como si a la pobre protagonista la hubieran encerrado en una casa del terror, no muy cutre, pero casa del terror al fin y al cabo.
Hay que contar, debo contar, que allí se encuentra con la que hubiera sido su hija si no hubiera abortado años ha, eso ya es casi rozar el mal gusto.
De la pobre Angelica Lee no es posible decir mucho, nos quedamos con la sensación de que no es una buena actriz, en su descargo hay que saber que el cúmulo de grititos y gruñidos en los que se resume su actuación tampoco posibilita un juicio; también es cierto que cuando tiene que hablar o mostrar cierta expresividad, se acerca mucho al desempeño de Chuck Norris en Slaughter in San Francisco, (El Tigre de san Francisco, Wei Lao, 1.974). Lo que sí que es seguro es que, a tenor de la cara que pone durante el largo, no acabó de comprender el guión.
Hay unas indudables dotes por parte de los que ponen el nombre en los títulos de crédito por los efectos especiales y existen muestras de ello, pero los efectos especiales son el aderezo de la ensalada, aquí, como la sustancia de la ensalada es tan pobre, los efectos especiales me han pasado desapercibidos.
El susto por el susto no conduce a nada si no se rellena y acompaña de la tensión narrativa necesaria para que sepamos de qué y por qué nos debemos asustar. Las escenas del interior del apartamento de la escritora, de quien cuesta saber por qué tiene tanto éxito con las frases tan pobres que le vemos escribir, parecen calcadas de los trabajos anteriores de estos directores. Más que una evolución de sus maneras parece haber habido una involución.
Todo ello ha sido floreado con una banda sonora tan poco elaborada que produce una profunda lástima.
En todo caso, lo que merece un análisis detallado es un guión tan plano, falto de recursos y desestructurado que difícilmente pasaría la prueba del algodón. No sabemos qué nos querían contar ni cuál es la intención de juntar todas esas escenas. La concatenación sinsentido de cosas que aparecen y desaparecen en los espejos, de llamadas telefónicas de Darth Vader, de pelujos extralargos en los lavabos no dejan de ser recursos manidos hasta la saciedad o novedades de dudoso gusto.
Hay directores que se empeñan en tener que hacer películas con una periocidad tal que es normal que la creatividad se resienta, lo que pasa con los cómicos que dan el salto a la pequeña pantalla, es imposible mantener un nivel de creatividad y originalidad cuando se excede uno en la cantidad.
Lo mejor: ?
Lo peor: Guión y Angelica Lee
No recomendable
Existe un pequeño claro en tanta oscuridad y es la referencia del guión a los mundos oníricos que surgen de la imaginación de los creadores y que nunca ven la luz, mostrar cómo serían esos mundos posibles al estilo de lo que Leibniz pudo haber imaginado con esos mundos probables tiene su cosa, pero ese posible camino se trunca en el momento en el que se gestiona la idea como si a la pobre protagonista la hubieran encerrado en una casa del terror, no muy cutre, pero casa del terror al fin y al cabo.
Hay que contar, debo contar, que allí se encuentra con la que hubiera sido su hija si no hubiera abortado años ha, eso ya es casi rozar el mal gusto.
De la pobre Angelica Lee no es posible decir mucho, nos quedamos con la sensación de que no es una buena actriz, en su descargo hay que saber que el cúmulo de grititos y gruñidos en los que se resume su actuación tampoco posibilita un juicio; también es cierto que cuando tiene que hablar o mostrar cierta expresividad, se acerca mucho al desempeño de Chuck Norris en Slaughter in San Francisco, (El Tigre de san Francisco, Wei Lao, 1.974). Lo que sí que es seguro es que, a tenor de la cara que pone durante el largo, no acabó de comprender el guión.
Hay unas indudables dotes por parte de los que ponen el nombre en los títulos de crédito por los efectos especiales y existen muestras de ello, pero los efectos especiales son el aderezo de la ensalada, aquí, como la sustancia de la ensalada es tan pobre, los efectos especiales me han pasado desapercibidos.
El susto por el susto no conduce a nada si no se rellena y acompaña de la tensión narrativa necesaria para que sepamos de qué y por qué nos debemos asustar. Las escenas del interior del apartamento de la escritora, de quien cuesta saber por qué tiene tanto éxito con las frases tan pobres que le vemos escribir, parecen calcadas de los trabajos anteriores de estos directores. Más que una evolución de sus maneras parece haber habido una involución.
Todo ello ha sido floreado con una banda sonora tan poco elaborada que produce una profunda lástima.
En todo caso, lo que merece un análisis detallado es un guión tan plano, falto de recursos y desestructurado que difícilmente pasaría la prueba del algodón. No sabemos qué nos querían contar ni cuál es la intención de juntar todas esas escenas. La concatenación sinsentido de cosas que aparecen y desaparecen en los espejos, de llamadas telefónicas de Darth Vader, de pelujos extralargos en los lavabos no dejan de ser recursos manidos hasta la saciedad o novedades de dudoso gusto.
Hay directores que se empeñan en tener que hacer películas con una periocidad tal que es normal que la creatividad se resienta, lo que pasa con los cómicos que dan el salto a la pequeña pantalla, es imposible mantener un nivel de creatividad y originalidad cuando se excede uno en la cantidad.
Lo mejor: ?
Lo peor: Guión y Angelica Lee
No recomendable
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