Título: Hachiko: A Dog´s Story (Siempre a tu lado: Hachiko)
Año: 2.009/ 93'/ USA
Dirección: Lasse Hallström
Guión: Stephen P. Lindsey (Remake: Kaneto Shindô)
Música: Jan A.P. Kaczmarek
Fotografía: Ron Fortunato
Reparto: Richard Gere, Joan Allen, Sarah Roemer, Jason Alexander
He visto varias películas de este director y siempre me quedo con la misma sensación, sus producciones me acaban pareciendo telefilmes de sobremesa y, en algunos casos, como en el de Chocolat (2.000), muy malos. En esta ocasión más que nunca. Y no debo mezclar lo que son los sentimientos que provoca esta película con lo que ella es en realidad. Todo aquel que tenga o haya tenido un perro, a nada que le haya salido bien o haya sabido educarlo, sabe lo que eso significa. Sabe que los lazos que se crean con un perro son comparables a los que se establecen con personas de nuestro de entorno. Siempre creí que esto era una exageración hasta que lo experimenté en carne propia y de forma dramática.
Ahí hay que conceder que la historia es de las que conmueven y buscaré la película de Shindo para poder ver el original porque dudo que esté tan edulcorada como ésta.
La anécdota da lo que da y todos los elementos que pone el guión y el director en juego están al servicio de buscar el efecto lacrimógeno en el espectador al estilo de aquellas películas de sobremesa que emitían no hace mucho. Historias trágicas que tocaban la fibra y en las que sabías, a los primeros cinco minutos, que tocaba sesión de pañuelo.
La versión hollywoodiense de Hachiko lo hace y de manera burda. No existe ningún resquicio más que el pasteleo regodeante.
El gran acierto del largo es la belleza de los perros que la protagonizan y la increíble anécdota en la que se inspira, de lo demás no tenemos demasiadas noticias.
No hay propiamente hablando personajes, no hay más trabajo en ese guión que no sea el de dejar que la propia fuerza del hecho y la belleza de los animales nos cautiven.
Poco rédito y poco esfuerzo el que se ha hecho a pesar de que los resultados sean la conmoción del espectador. Más parece una producción navideña de Disney.
Lo mejor: Ver perros de raza Akita durante 93 minutos
Lo peor: No he visto una película, más bien un documental ligeramente novelado.
No recomendable.
Ahí hay que conceder que la historia es de las que conmueven y buscaré la película de Shindo para poder ver el original porque dudo que esté tan edulcorada como ésta.
La anécdota da lo que da y todos los elementos que pone el guión y el director en juego están al servicio de buscar el efecto lacrimógeno en el espectador al estilo de aquellas películas de sobremesa que emitían no hace mucho. Historias trágicas que tocaban la fibra y en las que sabías, a los primeros cinco minutos, que tocaba sesión de pañuelo.
La versión hollywoodiense de Hachiko lo hace y de manera burda. No existe ningún resquicio más que el pasteleo regodeante.
El gran acierto del largo es la belleza de los perros que la protagonizan y la increíble anécdota en la que se inspira, de lo demás no tenemos demasiadas noticias.
No hay propiamente hablando personajes, no hay más trabajo en ese guión que no sea el de dejar que la propia fuerza del hecho y la belleza de los animales nos cautiven.
Poco rédito y poco esfuerzo el que se ha hecho a pesar de que los resultados sean la conmoción del espectador. Más parece una producción navideña de Disney.
Lo mejor: Ver perros de raza Akita durante 93 minutos
Lo peor: No he visto una película, más bien un documental ligeramente novelado.
No recomendable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario