Título: Law Abiding Citizen (Un Ciudadano Ejemplar)
Año: 2.009/108'/ USA
Dirección: F. Gary Gray
Guión: Kurt Wimmer
Música: Brian Tyler
Fotografía: Jonathan Sela
Reparto: Gerard Butler, Jamie Foxx, Colm Meany, Michael Gambon
Esta película merece detenerse un instante para ver todos los matices que hay en ella, los buenos y los malos. Para empezar a comprenderla hay que tener en la cabeza V For Vendetta (McTeigue /2.005). En aquella, que tenía como guionistas a los Wachowski, se planteaba la lucha entre el individuo y el sistema en el marco de una sociedad futura. En la de Gray estamos ante lo mismo, pero con menos pretensiones intelectuales y menos guiños a la historia. Se trata de la lucha de un hombre contra un sistema judidical y social que tiene triquiñuelas que favorecen al culpable. Desde ese punto de vista y viendo de donde viene el largo, no parecen caber muchas dudas de que existe un cierto poso de valores republicanos en las líneas de su guión. De todas maneras, las cosas pueden no ser lo que parecen a primera vista y hay más migas que llevarse a la boca.
De alguna manera, el papel que cumple un correcto Gerard Butler a lo largo del metraje no es ni más ni menos que la del individuo que intenta resolver una falla en el sistema, cueste lo que cueste. Y en ese punto es en el que me recordaron, y mucho, ambas producciones, a veces de forma un tanto sospechosa con tanto túnel y tanto explosivo. El problema en ambos guiones es que la lucha es tan desigual que los solitarios deben aparecer como una especie de superhéroes perfectos para poder pelear con cierto criterio contra lo que se le viene encima, y este es uno de los grandes fallos de Law Abding Citizen.
En todo caso, como digo que hay luces y sombras, veamos algunas luces. Jamie Foxx, por el que no siento especial predilección como actor, representa la practicidad y la hipocresía de un sistema que tiene muchos aciertos y muchos fallos. Esa hipocresía se convierte en tragedia cuando lo que se está haciendo es impartir justicia a una víctima en grado superlativo. En vez de elegir el camino de la venganza, como hubieran hecho la mayoría de los guionistas a sueldo, elige el camino de la reeducación, como en V For Vendetta, de aquellos que con sus usos y costumbres permiten las aberraciones del sistema. Incluso la venganza se pone al servicio de ese sentido pedagógico que anima al protagonista a lo largo de los minutos. Existen algunos diálogos entre los dos principales que merecen un análisis detallado y que redundan lo que digo. No es una cuestión de bondad o maldad o de venganza, se trata de reparar las fallas del sistema para que no pueda pasar lo mismo. Y ahí reside uno de los grandes aciertos del guión, eso se consigue a pesar de que el propio justiciero-pedagogo tenga que pagar un alto precio por ello, pero consigue sus fines, no cabe duda. Igual que V, no nos olvidemos. Tienen su mérito las películas que escapan del maniqueísmo fácil y que entran en los matices y los detalles. Las líneas gruesas siempre son más fáciles que las finas.
Hasta ahí las bondades, sin olvidarnos de un reparto correcto y una dirección interesante.
Los problemas son los típicos de una producción que busca la taquilla y que necesita su dosis de acción y su dosis de heroísmo porque, por suerte o por desgracia, la mayoría de las personas necesitan, en este momento, héroes a través de los cuales poder vivir. Ese dato casi genético del cine moderno convierte a un personaje que no está mal trazado, en una especie de dios que casi se sale de la realidad. Particularmente inestables son las escenas que nos tienen que explicar que no estamos hablando de alguien corriente, sino de una especie de ser paranormal. Sólo con estas despreciables triquiñuelas podemos avanzar por el camino sin preguntarnos cómo va a ser esto posible. En V se jugaba con los mismos efectos pero dentro de un futuro temporal y científico que permitía hacer estas cosas sin ruborizarnos tanto.
En todo caso, ambas producciones tocan un tema apasionante como son las relaciones entre el todo y las partes y los espacios de libertad y autoridad que a cada uno le toca. No está mal viniendo de Hollywood.
Lo mejor: Ciertas líneas del guión
Lo peor: Concesiones a favor de la taquilla.
Interesante en algunos aspectos.
De alguna manera, el papel que cumple un correcto Gerard Butler a lo largo del metraje no es ni más ni menos que la del individuo que intenta resolver una falla en el sistema, cueste lo que cueste. Y en ese punto es en el que me recordaron, y mucho, ambas producciones, a veces de forma un tanto sospechosa con tanto túnel y tanto explosivo. El problema en ambos guiones es que la lucha es tan desigual que los solitarios deben aparecer como una especie de superhéroes perfectos para poder pelear con cierto criterio contra lo que se le viene encima, y este es uno de los grandes fallos de Law Abding Citizen.
En todo caso, como digo que hay luces y sombras, veamos algunas luces. Jamie Foxx, por el que no siento especial predilección como actor, representa la practicidad y la hipocresía de un sistema que tiene muchos aciertos y muchos fallos. Esa hipocresía se convierte en tragedia cuando lo que se está haciendo es impartir justicia a una víctima en grado superlativo. En vez de elegir el camino de la venganza, como hubieran hecho la mayoría de los guionistas a sueldo, elige el camino de la reeducación, como en V For Vendetta, de aquellos que con sus usos y costumbres permiten las aberraciones del sistema. Incluso la venganza se pone al servicio de ese sentido pedagógico que anima al protagonista a lo largo de los minutos. Existen algunos diálogos entre los dos principales que merecen un análisis detallado y que redundan lo que digo. No es una cuestión de bondad o maldad o de venganza, se trata de reparar las fallas del sistema para que no pueda pasar lo mismo. Y ahí reside uno de los grandes aciertos del guión, eso se consigue a pesar de que el propio justiciero-pedagogo tenga que pagar un alto precio por ello, pero consigue sus fines, no cabe duda. Igual que V, no nos olvidemos. Tienen su mérito las películas que escapan del maniqueísmo fácil y que entran en los matices y los detalles. Las líneas gruesas siempre son más fáciles que las finas.
Hasta ahí las bondades, sin olvidarnos de un reparto correcto y una dirección interesante.
Los problemas son los típicos de una producción que busca la taquilla y que necesita su dosis de acción y su dosis de heroísmo porque, por suerte o por desgracia, la mayoría de las personas necesitan, en este momento, héroes a través de los cuales poder vivir. Ese dato casi genético del cine moderno convierte a un personaje que no está mal trazado, en una especie de dios que casi se sale de la realidad. Particularmente inestables son las escenas que nos tienen que explicar que no estamos hablando de alguien corriente, sino de una especie de ser paranormal. Sólo con estas despreciables triquiñuelas podemos avanzar por el camino sin preguntarnos cómo va a ser esto posible. En V se jugaba con los mismos efectos pero dentro de un futuro temporal y científico que permitía hacer estas cosas sin ruborizarnos tanto.
En todo caso, ambas producciones tocan un tema apasionante como son las relaciones entre el todo y las partes y los espacios de libertad y autoridad que a cada uno le toca. No está mal viniendo de Hollywood.
Lo mejor: Ciertas líneas del guión
Lo peor: Concesiones a favor de la taquilla.
Interesante en algunos aspectos.
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