Título: A fost sau n-a fost? (12:08 Al Este de Bucarest)
Año: 2.006/89' Rumanía
Dirección: Corneliu Porumboiu
Guión: Cornelio Porumboiu
Música: Rotaria
Fotografía: George Dascalescu, Marius Panduru
Reparto: Mircea Andreescu, Teodor Corban, Ion Sapdaru, Mirela Cioaba
Este joven director rumano viene a sumarse a una serie de notables películas que vienen de ese país como 4 Luni, 3 Saptamini si 2 Zile (4 Meses, 3 Semanas y 2 Días/ Mungiu/ 2.007) o Moartea Domnului Lazarescu (La Muerte del Señor Lazarescu/ Cristi Puiu/2.005) y que sugieren estar atentos a lo que, últimamente, viene de Rumanía.
Esta película costumbrista, narra, a través de una pequeña anécdota, una reflexión en torno a la revolución que tuvo lugar en Rumanía con la caída de Ceaucescu y su temida Securitate. En el año 1.989 el dictador manda abrir fuego contra los manifestantes de Timisoara, este hecho desencadena un levantamiento que termina con el fusilamiento de Ceaucescu y su esposa.
Sin significar una nostalgia de las épocas pasadas, la cinta muestra, en tono de comedia, que el pasado no está cerrado y que hay múltiples visiones y versiones de lo ocurrido. Como si de hermenéutica se tratase, el guión nos enseña el caleidoscopio formado por los recuerdos de lo que pasó en aquel día de diciembre en que se puso fin a una de las dictaduras comunistas más férreas del Bloque del Este. En ese caleidoscopio tienen cabida los que añoran el pasado comunista, sus detractores y los que han cambiado de chaqueta convirtiéndose, ahora, en respetables empresarios. Las heridas no están cerradas y el tiempo debe pasar para borrar no sólo la pobreza de un país que siempre ha vivido pendiente de ver cómo sus cosechas se enviaban al extranjero como pago de la deuda.
Pero mientras esto ocurre, la película nos enseña el día a día de las personas que sobreviven como pueden a la situación que les ha tocado vivir. El conjunto está elegantemente narrado, destacando el papel de los protagonistas en los que sobresale un genial Andreescu en el papel de Emanoil Piscoci.
Una tierna película que tras su tono de comedia encierra una dura tragedia.
Lo mejor: Andreescu y, en general, el conjunto de actores. Su originalidad.
Lo peor: El guión alarga la anécdota principal con la sensación de que se podría haber hecho más.
Recomendable.
Sin significar una nostalgia de las épocas pasadas, la cinta muestra, en tono de comedia, que el pasado no está cerrado y que hay múltiples visiones y versiones de lo ocurrido. Como si de hermenéutica se tratase, el guión nos enseña el caleidoscopio formado por los recuerdos de lo que pasó en aquel día de diciembre en que se puso fin a una de las dictaduras comunistas más férreas del Bloque del Este. En ese caleidoscopio tienen cabida los que añoran el pasado comunista, sus detractores y los que han cambiado de chaqueta convirtiéndose, ahora, en respetables empresarios. Las heridas no están cerradas y el tiempo debe pasar para borrar no sólo la pobreza de un país que siempre ha vivido pendiente de ver cómo sus cosechas se enviaban al extranjero como pago de la deuda.
Pero mientras esto ocurre, la película nos enseña el día a día de las personas que sobreviven como pueden a la situación que les ha tocado vivir. El conjunto está elegantemente narrado, destacando el papel de los protagonistas en los que sobresale un genial Andreescu en el papel de Emanoil Piscoci.
Una tierna película que tras su tono de comedia encierra una dura tragedia.
Lo mejor: Andreescu y, en general, el conjunto de actores. Su originalidad.
Lo peor: El guión alarga la anécdota principal con la sensación de que se podría haber hecho más.
Recomendable.
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