Título: Slumdog Millionaire
Año: 2.008/120' Reino Unido
Dirección: Danny Boyle, Loveleen Tandan
Guión: Simon Beaufoy
Música: A. R. Rahman
Fotografía: Anthony Dod Mantle
Reparto: Dev Patel, Freida Pinto, Madhur Mittal, Anil Kapoor
Danny Boyle es uno de los directores más interesantes de las últimas dos década. Se ha prodigado en realizar películas de géneros tremendamente diferentes. Desde la reconocida Trainspotting 1.996, a la historia de zombies de 28 Days After (28 Días Después. 2.002) a la fallida The Beach (La Playa. 2.000), lo que ha destacado la gran mayoría de sus largos ha sido el ritmo. De Slumdog Millionaire es lo que primero sorprende, la primera hora de película tiene un ritmo frenético. En otros directores, ese uso de un ritmo tan alto se convierte en un obstáculo para la calidad del filme (por ejemplo en Master and Commander (2.003/ Peter Weir)) pero en esta ocasión y acompañado por la impecable banda sonora de Rahman, el ritmo se convierte en uno de los grandes alicientes de la película.
Ubicar una historia de amor en la sociedad india ya es, de por sí, interesante para el espectador. Observar el día a día de unos niños intocables y sus intentos por sobrevivir garantizan mantener la atención por lo trágico que resulta comprobar lo descarnado de la situación del débil en uno de los países más clasistas de la tierra.
Ésta es la parte más interesante de la película de Danny Boyle, la más impactante, impecable e innovadora. Cuando la trama se adentra en el momento actual y en la parte que justifica el título de la cinta, la película decae enteros por ya vista y por lagunas del guión.
Hay partes del enredo durante el concurso que son incomprensibles, por ejemplo el papel tan ambiguo que juega el presentador/productor del programa, y hasta exageradas.
Pero esos peros no hacen perder el respeto por una película que tiene un poco de muchas cosas, desde denuncia social, a road movie pasando por comedia, tragedia, costumbrismo o historia romántica. Este aspecto relanza el ritmo pero también dispersa el porqué de la película. Mostrar cómo, incluso en las situaciones más adversas el amor puede ser un acicate para sobreponerse a todos los problemas.
La película es un fiel reflejo del papel que las mujeres juegan en muchos países en vías de desarrollo, ninguno. La pobre Latika, pasiva y explotada, espera la llegada de su príncipe encantado (Jamal) para salvarla de las garras de la cotidiana brutalidad (Salim). En este caso, Jamal, al igual que en Shrek (Andrew Adamson/ 2.001), no es el típico caballero andante guapo y noble, sino que es un paria que con su fuerza de voluntad y como recompensa cósmica de su vida pasada se convierte en millonario, por lo menos un poco de deconstrucción.
La sociedad india ha recibido muy mal esta película por considerar que es una visión exagerada de su sociedad. Pero, probablemente, lo exagerado no sea la situación de los niños que la cinta describe, sino que uno de ellos pueda salir, en aquella comunidad, de esa situación y conquistar un lugar entre los elegidos, eso es lo hiperbólico.
Lo mejor: Las interpretaciones de los niños que encarnan a Jamal y a Salim de niños. El ritmo. La belleza de Freida Pinto. La primera hora. La originalidad de la forma de narración elegida.
Lo peor: La pereza y descrédito del guión en su última parte. La dispersión de temas que no ayuda a profundizar en ninguno.
Recomendable
Ubicar una historia de amor en la sociedad india ya es, de por sí, interesante para el espectador. Observar el día a día de unos niños intocables y sus intentos por sobrevivir garantizan mantener la atención por lo trágico que resulta comprobar lo descarnado de la situación del débil en uno de los países más clasistas de la tierra.
Ésta es la parte más interesante de la película de Danny Boyle, la más impactante, impecable e innovadora. Cuando la trama se adentra en el momento actual y en la parte que justifica el título de la cinta, la película decae enteros por ya vista y por lagunas del guión.
Hay partes del enredo durante el concurso que son incomprensibles, por ejemplo el papel tan ambiguo que juega el presentador/productor del programa, y hasta exageradas.
Pero esos peros no hacen perder el respeto por una película que tiene un poco de muchas cosas, desde denuncia social, a road movie pasando por comedia, tragedia, costumbrismo o historia romántica. Este aspecto relanza el ritmo pero también dispersa el porqué de la película. Mostrar cómo, incluso en las situaciones más adversas el amor puede ser un acicate para sobreponerse a todos los problemas.
La película es un fiel reflejo del papel que las mujeres juegan en muchos países en vías de desarrollo, ninguno. La pobre Latika, pasiva y explotada, espera la llegada de su príncipe encantado (Jamal) para salvarla de las garras de la cotidiana brutalidad (Salim). En este caso, Jamal, al igual que en Shrek (Andrew Adamson/ 2.001), no es el típico caballero andante guapo y noble, sino que es un paria que con su fuerza de voluntad y como recompensa cósmica de su vida pasada se convierte en millonario, por lo menos un poco de deconstrucción.
La sociedad india ha recibido muy mal esta película por considerar que es una visión exagerada de su sociedad. Pero, probablemente, lo exagerado no sea la situación de los niños que la cinta describe, sino que uno de ellos pueda salir, en aquella comunidad, de esa situación y conquistar un lugar entre los elegidos, eso es lo hiperbólico.
Lo mejor: Las interpretaciones de los niños que encarnan a Jamal y a Salim de niños. El ritmo. La belleza de Freida Pinto. La primera hora. La originalidad de la forma de narración elegida.
Lo peor: La pereza y descrédito del guión en su última parte. La dispersión de temas que no ayuda a profundizar en ninguno.
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