Título: The International
Año: 2.009/118'/ USA
Dirección: Tom Tykwer
Guión: Eric Singer
Música: Reinhold Heil, Johnny Klimek, Tom Tykwer
Fotografía: Frank Griebe
Reparto: Clive Owen, Naomi Watts, Armin Mueller-Stahl, Ulrich Thomsen
No tiene nada de especial esta producción. Un poco más de lo mismo de los últimos thrillers que se ven venidos de USA. De Tom Tykwer me han encantado cosas como Run, Lola, Run (Corre, Lola, Corre 1.998) y otras me han producido mareos como Das Parfum (El Perfume, 2.006), así que todavía estoy por decidir si sí o si no. En esta ocasión me parece que tiene lo suficiente para poder salvar su trabajo y que el problema acaba siendo, como tantas veces, de guión.
Con la que está cayendo parece que los guionistas se han apuntado al sentir general y nos están presentando historias en las que los malos malísimos ya no son los muyahidines, los terroristas de aspecto árabe y/o creencias musulmanes y los franceses por su negativa a apoyarles en el lío que han montado con Iraq, el petróleo y esas cosas de Bush hijo. Ahora, lo lógico es que los malos de sus películas sean los ejecutivos de los grandes bancos y las grandes empresas que han originado este pequeño caos del que no acabamos de salir y que ha llevado a mucha gente a perder ahorros y trabajo, eso cuanto menos.
Es prevesible que haya por ahí guionistas escondidos preparando historias en las que un golfista de ascendencia afroamericana esté preparando alguna hamburguesa asesina con la que amenazar el status quo y la libertad del mundo libre.
Me causa un profundo desasosiego mental el que me cuenten que hay ejecutivos de cuello blanco que se reúnen por las noches para comportarse como los enemigos de Batman y de Spiderman en los comics originales, me parece tan previsible que el punto de mira se dirija ahora a bancos y corporaciones que hasta me parece un tanto tierno.
Dentro de ese modo de mezclar cine y política que tienen los guionistas de Hollywood, es curioso observar que la obamanización de sus guiones pasa también porque los países europeos estén más cerca y merezcan algunos minutos de gloria.
Todo esto parece tan efímero que me da la sensación de que en vez de ir al cine estoy asistiendo a un pase de modelos de unas cosas que nadie va a vestir y que en todo caso da igual porque el año que viene ya no se llevará el color marrón en los guiones, se llevará el azul marino.
Tan lejos de la búsqueda de esas grandes historias atemporales y universalizables que han dado las grandes películas que han hecho enorme al cine que sólo podemos esperar a que esta moda de las modas en los guiones escampe un poco y podamos ver historias que realmente interesan.
Una cinta a lo James Bond no me justifica que esto suene a precocinado y que el malo malísimo sea tan malo malísimo con la deuda, los bonos y demás como el bueno buenísimo sea tan bueno buenísimo en todo. Que la vida no es así, que los matices son necesarios.
Lo mejor: Clive Owen
Lo peor: El guión
No recomendable
Con la que está cayendo parece que los guionistas se han apuntado al sentir general y nos están presentando historias en las que los malos malísimos ya no son los muyahidines, los terroristas de aspecto árabe y/o creencias musulmanes y los franceses por su negativa a apoyarles en el lío que han montado con Iraq, el petróleo y esas cosas de Bush hijo. Ahora, lo lógico es que los malos de sus películas sean los ejecutivos de los grandes bancos y las grandes empresas que han originado este pequeño caos del que no acabamos de salir y que ha llevado a mucha gente a perder ahorros y trabajo, eso cuanto menos.
Es prevesible que haya por ahí guionistas escondidos preparando historias en las que un golfista de ascendencia afroamericana esté preparando alguna hamburguesa asesina con la que amenazar el status quo y la libertad del mundo libre.
Me causa un profundo desasosiego mental el que me cuenten que hay ejecutivos de cuello blanco que se reúnen por las noches para comportarse como los enemigos de Batman y de Spiderman en los comics originales, me parece tan previsible que el punto de mira se dirija ahora a bancos y corporaciones que hasta me parece un tanto tierno.
Dentro de ese modo de mezclar cine y política que tienen los guionistas de Hollywood, es curioso observar que la obamanización de sus guiones pasa también porque los países europeos estén más cerca y merezcan algunos minutos de gloria.
Todo esto parece tan efímero que me da la sensación de que en vez de ir al cine estoy asistiendo a un pase de modelos de unas cosas que nadie va a vestir y que en todo caso da igual porque el año que viene ya no se llevará el color marrón en los guiones, se llevará el azul marino.
Tan lejos de la búsqueda de esas grandes historias atemporales y universalizables que han dado las grandes películas que han hecho enorme al cine que sólo podemos esperar a que esta moda de las modas en los guiones escampe un poco y podamos ver historias que realmente interesan.
Una cinta a lo James Bond no me justifica que esto suene a precocinado y que el malo malísimo sea tan malo malísimo con la deuda, los bonos y demás como el bueno buenísimo sea tan bueno buenísimo en todo. Que la vida no es así, que los matices son necesarios.
Lo mejor: Clive Owen
Lo peor: El guión
No recomendable
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