Título: Mataharis
Año: 2.007/ 95'/ España
Dirección: Icíar Bollaín
Guión: Icíar Bollaín, Tatiana Rodríguez
Música: Lucio Godoy
Fotografía: Kiko de la Rica
Reparto: Najwa Nimri, Nuria González, María Vázquez, Tristán Ulloa
Una película bien trazada en la que existen varios intereses, para empezar, un atractivo reparto en el que destaca la siempre sólida Najwa Nimri. Existe un interesante trabajo de deconstrucción a la hora de presentarnos unos personajes que circulan como antihéroes en un mundo en el que el cine suele caracterizar personajes monolíticos.
Por Mataharis circulan personas de carne y hueso que sostienen una historias que le dan agilidad y dulzura a la trama.
No obstante, no comparto el punto de vista del guión aunque es sólido y la producción técnicamente más que correcta. Evidentemente no es la pretensión de sus guionistas quedarnos en una película detectivesca sin más. Ninguna de las historias de investigación que se cuentan alcanza el protagonismo necesario en ese sentido como para ocupar el centro de la atención. El centro de la misma lo juegan, está claro, las vidas de sus protagonistas y la relación que viven entre su trabajo y su vida personal.
Es, para mi gusto, una película intimista en la que la psicología femenina y la visión que de ella tienen sus responsables ocupa el centro medular de la producción, sin lugar a dudas.
Y en este tema, en el medular, es en el que el guión realiza una apuesta decidida por contar cómo esas mujeres sufren o disfrutan de su condición de mujeres hagan lo que hagan. Podrían ser toreras, bomberos, presidentas de gobierno o detectives, la cuestión importante y fundamental es que son mujeres y como lo son, sus trabajos y sus vidas se ven alteradas por esa realidad biológica, son mujeres.
Existen lugares en los que se hablan de las profundas diferencias entre la psicología femenina y la masculina, que la orientación, que la espacialidad. En el fondo son diferencias menores que pueden quedar acalladas o anuladas totalmente en virtud de lo verdaderamente clave que es el ambiente en el que una persona se desarrolle. Eso es lo que es vital siempre y cuando la información previa al nacimiento no sea lo suficientemente determinante como para cambiar el ambiente como condicionante primordial. Para mí es el factor ambientalista el que determina a la gran mayoría de las personas. Y por eso creo que no existe mayor diferencia significativa entre hombre y mujer que la educación y el entorno en el que se han movido. No creo que el hombre sea más sensible que la mujer ni viceversa, existen individuos concretos que son de una determinada manera independientemente de que se vistan como una cosa o como la otra.
Mataharis defiende que, como mujeres, sus vidas están condicionadas de forma casi ineludible por ese hecho, y ese dato determina el destino de sus sentimientos, acciones y sus planteamientos vitales. Para resaltar ese punto, central en el largo, los hombres aparecen como clichés poco matizados que, sencillamente, corroboran esa tesis. Lo importante es demostrar que una mujer, haga lo que haga, es, ante todo, mujer.
Considero que deben existir mujeres lo suficientemente frías y calculadoras para llevar a cabo cualquier trabajo que se propongan sin necesidad de que se arruine su esfuerzo por las supuestas debilidades de ser mujer, y creo que existen hombres a los que les pasará lo contrario.
Cualquier generalización es falsa y Mataharis presenta una que me parece un tanto peligrosa.
De todos modos esa falta de sintonía con el mensaje del largo no me hace dejar de ver los aciertos que el film presenta. Especialmente la naturalidad de unas actrices bien dirigidas y de una historia original y bien engarzada que se narra de forma correcta.
Lo mejor: Najwa Nimri
Lo peor: Aire a telecomedia
Pasable
No obstante, no comparto el punto de vista del guión aunque es sólido y la producción técnicamente más que correcta. Evidentemente no es la pretensión de sus guionistas quedarnos en una película detectivesca sin más. Ninguna de las historias de investigación que se cuentan alcanza el protagonismo necesario en ese sentido como para ocupar el centro de la atención. El centro de la misma lo juegan, está claro, las vidas de sus protagonistas y la relación que viven entre su trabajo y su vida personal.
Es, para mi gusto, una película intimista en la que la psicología femenina y la visión que de ella tienen sus responsables ocupa el centro medular de la producción, sin lugar a dudas.
Y en este tema, en el medular, es en el que el guión realiza una apuesta decidida por contar cómo esas mujeres sufren o disfrutan de su condición de mujeres hagan lo que hagan. Podrían ser toreras, bomberos, presidentas de gobierno o detectives, la cuestión importante y fundamental es que son mujeres y como lo son, sus trabajos y sus vidas se ven alteradas por esa realidad biológica, son mujeres.
Existen lugares en los que se hablan de las profundas diferencias entre la psicología femenina y la masculina, que la orientación, que la espacialidad. En el fondo son diferencias menores que pueden quedar acalladas o anuladas totalmente en virtud de lo verdaderamente clave que es el ambiente en el que una persona se desarrolle. Eso es lo que es vital siempre y cuando la información previa al nacimiento no sea lo suficientemente determinante como para cambiar el ambiente como condicionante primordial. Para mí es el factor ambientalista el que determina a la gran mayoría de las personas. Y por eso creo que no existe mayor diferencia significativa entre hombre y mujer que la educación y el entorno en el que se han movido. No creo que el hombre sea más sensible que la mujer ni viceversa, existen individuos concretos que son de una determinada manera independientemente de que se vistan como una cosa o como la otra.
Mataharis defiende que, como mujeres, sus vidas están condicionadas de forma casi ineludible por ese hecho, y ese dato determina el destino de sus sentimientos, acciones y sus planteamientos vitales. Para resaltar ese punto, central en el largo, los hombres aparecen como clichés poco matizados que, sencillamente, corroboran esa tesis. Lo importante es demostrar que una mujer, haga lo que haga, es, ante todo, mujer.
Considero que deben existir mujeres lo suficientemente frías y calculadoras para llevar a cabo cualquier trabajo que se propongan sin necesidad de que se arruine su esfuerzo por las supuestas debilidades de ser mujer, y creo que existen hombres a los que les pasará lo contrario.
Cualquier generalización es falsa y Mataharis presenta una que me parece un tanto peligrosa.
De todos modos esa falta de sintonía con el mensaje del largo no me hace dejar de ver los aciertos que el film presenta. Especialmente la naturalidad de unas actrices bien dirigidas y de una historia original y bien engarzada que se narra de forma correcta.
Lo mejor: Najwa Nimri
Lo peor: Aire a telecomedia
Pasable
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