viernes, 14 de mayo de 2010

It Should Happen To You! (La Rubia Fenómeno)


Título: It Should Happen To You! (La Rubia Fenómeno)
Año: 1953/ 86' /USA
Dirección: George Cukor
Guión: Garson Kanin
Música: Frederick Hollander
Fotografía: Charles Lang Jr.
Reparto: Judy Holliday, Jack Lemmon, Peter Lawford, Connie Gilchrist


Todo lo bueno que se puede decir de esta gran película es poco. Para empezar, Jack Lemmon; era ésta su primera aparición fuera de la televisión donde ya se había hecho una carrera, con este film daba definitivamente el salto al cine, y de qué manera. Si el otro día me maravillaba admirar por enésima vez su papel en Some Like It Hot (Con faldas y a lo loco, Billy wilder, 1.959), en este largo su actuación es más de lo mismo, brillante. Comparar lo que ha hecho en su carrera Jack Lemmon con lo que están haciendo actores de comedia actuales como Ben Stiller es simplemente hilarante. Lo mismo cabe decir de Judy Holliday que está absolutamente soberbia en este difícil papel.
Pero tiene el guión una inusitada mirada de un tema que hoy se puede considerar un cáncer social que merece la pena detenerse un poco. La mitomanía de nuestra época hace que aquello que algunos llamaron la mejor forma de vida, la autenticidad, suene a trasnochado y a utopía irrealizable. Cualquier persona sueña, hoy en día, con convertirse en objeto de la fama. Da igual que no tenga destreza alguna, tenemos miles de ejemplos en nuestro país sobre personas que han llegado a la fama simplemente con asuntos de quién meto o dejo de meter en la cama. Las carpetas escolares de los adolescentes se llenan con fotografías de personas que han llegado a ser admiradas, envidiadas y cotizadas sin mayor esfuerzo que un talento natural para dar patadas a un balón, por ejemplo.
La protagonista de esta maravillosa película desea alcanzar esa fama y tiene una ocurrencia que le lleva a ganarse un puesto en el olimpo de la estupidez.
La historia nos cuenta la trama de siempre, la que funciona, chico conoce chica, pero el enredo tiene tal catadura moral que no deja uno de sorprenderse por la contemporaneidad de la reflexión sesenta años después.
El dilema consistirá en saber si la protagonista elige el camino que ha iniciado de fama y hueco glamour o, por el contrario, preferirá la anodina y anónima autenticidad que los sabios pregonaron.
Para mayor acierto, el personaje diseñado no posee mayores atributos, no tiene nada que ofrecer al mundo, nada que vender, nada que haya inventado, nada que cuente mejor que nadie, nada. Esto hace que las comparaciones con la farándula que pulula por los platós de muchas televisiones o el papel de muchas revistas sean desternillantes.
Han dado en el clavo las críticas que han comparado este largo con las comedias actuales, qué pena tan grande, cómo hemos cambiado que decía la canción. Qué tristeza ver qué tipo de guiones y actores y directores reciben ahora los millones de dólares y euros para conseguir resultados tan opuestos al de esta producción.
Sólo un detalle más, hay que fijarse en el modo en el que la banda sonora participa de la trama y de los diálogos, un ejemplo.
Película sanísima, de altísimos vuelos y que, además, nos ofrece eso a lo que debe aspirar el arte y que en nuestros tiempos se ha olvidado, educar. Imprescindible.
Lo mejor: Todo con Jack Lemmon y George Cukor a la cabeza
Lo peor: La traducción española de su título original.
Imprescindible





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