Título: Retorno a Hansala
Año: 2.008/ 95'/ España
Dirección: Chus Gutiérrez
Guión: Chus Gutiérrez, Juan Carlos Rubio
Música: Tao Gutiérrez
Fotografía: Kiko de la Rica
Reparto: José Luis García Pérez, Farah Hamed, Antonio de la Torre, Fatima Andah
Correcta e interesante producción. Un guión con pocas fisuras sirve de base para alcanzar unos buenos resultados en torno a un tema difícil y con medios más bien escasos. Sin embargo el buen hacer de todo el equipo consigue transmitir lo que persigue y de eso se trata.
Se utiliza la estructura de una road movie para contarnos una historia que simboliza el camino que debería realizar la sociedad española para comprender a su vecino del sur. El conocimiento del otro es necesario para no caer en los errores que históricamente se han cometido, especialmente en Europa.
Hay teorías, incluso filosóficas y que han gozado de una buena salud, intentado realizar una lectura del otro como chivo expiatorio que encarna todos los males y sirve como elemento aglutinador en la construcción de la propia identidad.
La apuesta de Chus Gutiérrez es especialmente inteligente y valiente. Sólo a través del conocimiento del otro puede llegar la posibilidad de eliminar los prejuicios y la apertura del diálogo. Sólo la simpatía, que algunos entendieron como prerrequisito de la moral, puede hacer que las barreras con el otro se abran.
La trama está especialmente bien hilvanada convirtiendo ese crecimiento interior del personaje en una catarsis de su propios demonios y de enriquecimiento a través de un cambio en la escala de sus valores.
Entre las cosas menos buenas del largo hay que destacar un problema que es inherente a estos guiones de conversión y crecimiento personal. La evolución del personaje principal puede parecer un tanto atropellada y exagerada a tenor de lo que vemos en la pantalla, los guiones deben elegir muy bien lo que cuentan y cómo lo cuentan para que esos cambios psicológicos que se producen en los personajes no parezcan milagrosos y hasta ridículos. Por eso es un acierto en este largo que se den detalles de la vida personal de Martín, interpretado por un correcto José Luis García Pérez, para poder hacer que la transiciones en el personaje no sean atropelladas y sin sentido.
Lo mejor: La dirección
Lo peor: La poca convicción que transmiten algunos actores. Las prisas del guión por querer cerrar las tensiones.
Interesante.
Se utiliza la estructura de una road movie para contarnos una historia que simboliza el camino que debería realizar la sociedad española para comprender a su vecino del sur. El conocimiento del otro es necesario para no caer en los errores que históricamente se han cometido, especialmente en Europa.
Hay teorías, incluso filosóficas y que han gozado de una buena salud, intentado realizar una lectura del otro como chivo expiatorio que encarna todos los males y sirve como elemento aglutinador en la construcción de la propia identidad.
La apuesta de Chus Gutiérrez es especialmente inteligente y valiente. Sólo a través del conocimiento del otro puede llegar la posibilidad de eliminar los prejuicios y la apertura del diálogo. Sólo la simpatía, que algunos entendieron como prerrequisito de la moral, puede hacer que las barreras con el otro se abran.
La trama está especialmente bien hilvanada convirtiendo ese crecimiento interior del personaje en una catarsis de su propios demonios y de enriquecimiento a través de un cambio en la escala de sus valores.
Entre las cosas menos buenas del largo hay que destacar un problema que es inherente a estos guiones de conversión y crecimiento personal. La evolución del personaje principal puede parecer un tanto atropellada y exagerada a tenor de lo que vemos en la pantalla, los guiones deben elegir muy bien lo que cuentan y cómo lo cuentan para que esos cambios psicológicos que se producen en los personajes no parezcan milagrosos y hasta ridículos. Por eso es un acierto en este largo que se den detalles de la vida personal de Martín, interpretado por un correcto José Luis García Pérez, para poder hacer que la transiciones en el personaje no sean atropelladas y sin sentido.
Lo mejor: La dirección
Lo peor: La poca convicción que transmiten algunos actores. Las prisas del guión por querer cerrar las tensiones.
Interesante.
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