miércoles, 19 de diciembre de 2012

Des hommes et des dieux (De dioses y hombres)

Título: Des hommbes et des dieux (De dioses y hombres)
Año: 2.010/ 120'/ Francia
Dirección: Xavier Beauvois
Guion: Xavier Beauvois
Música: Varios
Fotografía: Caroline Champetier
Reparto: Lambert Wilson, Michael Lonsdale, Olivier Rabourdin, Philippe Laudenbach, Jacques Herlin, Loïc Pichon, Xavier Maly, Jean-Mary Frin, Abdelhafid Metalsi, Sabrani Ouazani, Goran Kostic

Más interesante por lo que tiene de documental, des hommes et des dieux juega con elementos dramáticos para mantener el interés. Pero la anécdota está narrada con una quietud excesiva, tanto que a uno, si no conoce la historia previamente, le parece que está ante un falso documental. Y ahí se consiguen maneras, las más interesantes. Las relaciones entre los monjes y el pueblo al que sirven, las relaciones entre los monjes mismos, su rutina diaria, parece más interesantes que el previsible relato en torno a los religiosos. Es evidente que su historia es dramática, tremenda, es indudable que merecen un lugar en la memoria colectiva, al menos en la de los creyentes.
Otra cosa diferente, al margen de la historia de fe, es como la narración está contada. Comprendo que para aquellos que profesan la fe de los monjes, el acontecimiento es constitutivo de la esencia de lo que debe ser esa religión. Al margen de todas las desviaciones de la iglesia a la que pertenecen, observar la forma en la que estas personas asumieron su compromiso al margen de todas las recomendaciones en torno a preservar su vida, son dignas de elogio, su heroísmo es difícil de igualar.
Pero la narración no acaba de encontrar el tono para mezclar ambas historias, que parecen deshilvanadas, no hay una verdadera conexión entre el costumbrismo que posee la mayor parte de la cinta y los momentos en los que se narra la anécdota que da sentido a la película.
Parecen dos elementos cinematográficos diferentes, dos películas diferentes que tienen sus porqués diferentes.
La consistencia que gana el elemento cotidiano se ve sustentado en el buen hacer de un grupo de actores, especialmente, un inspiradísimo Michael Lonsdale.
Pero existe un cierto europeocentrismo en la cinta, o, al menos, la intención por acercarse al que piensa como yo. Frente a esa mirada, los héroes anónimos a quien nadie dedicará una película, son olvidados, marginados, porque su diferencia es demasiado insalvable ni para mercer la reflexión sobre ellos. Criticable pero comprensible, porque al fin y al cabo un muerto de aquí vale mucho más que un muerto de allí, y más dependiendo de qué cometido le lleve allí, claro.

Lo mejor: El reparto
Lo peor: Falta de estructuración del guion
Pasable


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