jueves, 5 de agosto de 2010

A Ojos Cerrados


Título: A Ojos Cerrados
Año: 2.010/ 65'/ Costa Rica
Dirección: Hernán Jiménez
Guión: Hernán Jiménez
Música: Álex Catona
Reparto: Carol Sanabria, Anabelle Ulloa, Carlos Luis Zamora




Hernán Jiménez, personaje polifacético de la cultura costarricense, ha conseguido narrar una historia llena de grandes momentos hechos con la sencillez y el buen oficio del sentido común y la sensibilidad. Si además de eso tenemos en cuenta la escasez de medios con los que ha contado, no deja de ser tremendamente meritorio el trabajo que ha conseguido este director.
Su guión posee la ventaja de tocar temas universales, el amor y la muerte, que tantas y tantas veces han sido unidos. Con semejantes pretensiones hubiera sido fácil haber caído en lo simplón, en lo fácil, sin embargo esta producción consigue lo contrario, a partir de una apuesta clara y a pecho descubierto consigue dar una visión íntima, personal y sincera a su narración. El triángulo que se dibuja en la pantalla tiene tres polos claramente definidos que se sostienen gracias al que está en el centro de los otros dos, el que supone el equilibrio. El mundo se viene abajo, el caos se instala en ese pequeño paraíso, los otros dos ángulos amenazan con el fin, pero poco a poco, de manera silenciosa y natural crearán un orden generado por el ofrecimiento del uno al otro de forma desinteresada, eso que llamamos amor. Se resuelve la crisis con una fe ciega en el otro, con los ojos cerrados.
La apuesta estética, cercana al minimalismo, atrae desde el primer momento porque la habilidad con la que la cámara transmite la sensibilidad del director es mucha. Para acabar de redondearlo, la banda sonora juega, en muchas escenas, un rol tan importante que sin ella parecería que fuera más hueca.
Quizás se pueda decir que es una apuesta demasiado esteticista como para ser considerada un largo en toda la extensión de la palabra pero dado que el cine busca narrar bellamente historias, se puede decir que el temor desaparece casi a las primeras de cambio.
Sin duda estamos ante un ejemplo de que el cine y los cineastas necesitan buenos guiones y no sólo de montañas de dólares para hacer su trabajo, por suerte para nosotros, existen estos ejemplos pequeños pero valiosos que siguen recordándonos que la belleza no conoce dinero.
La forma en la que se retrata Costa Rica, la forma en la que los personajes se van contagiando de la exuberancia de los paisajes que les rodean, merece ser vista con detenimiento. Los sentimientos que se despiertan entre los dos personajes principales están rodeados y crecen en esos verdes infinitos que se abren a través de esos momentos de road movie que tiene la película.
También tiene comedia, de trazo fino e inteligente, comedia de la humana, de la de siempre, de la que ha hecho grandes a algunos directores de los de blanco y negro, porque por encima de todo es una película muy inteligente y un gran favor al cine.
Lo mejor: El guión, la banda sonora
Lo peor: Puede parecer, por momentos, un ejercicio.
Recomendable

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